Algo lejos del alien creado por Joe Simon y Jack Kirby en 1940 en la Edad De Oro de Comic Books, recuperamos a un superhéroe que nació de las ideas y trazos de Roy Thomas y John Buscema.

Un androide como Ultron creó un sintozoide (androide elaborado con  sangre y material humano sintéticos) como La Visión, capaz de intentar sentir como un ser humano y formando una familia que quiere tener una vida “normal”.


La Visión se instala con su familia (su mujer Virginia y sus hijos gemelos Viv y Vin) en Arlington, Virginia. Quieren pasar como una familia normal, pero lo cierto es que el hecho de que los dos adolescentes vayan al instituto volando o su fuerza sobrehumana, no ayuda.

La aparición de El Segador y su muerte a manos de Virginia, propicia un chantaje, ya que alguien grabó a ésta deshaciéndose del cadáver.

Una de las premisas de los sintozoides es preservar la vida humana, así que Virginia ha incumplido
esta orden. ¿Cómo reaccionará su marido?

El hecho de que La Visión trabaje para la Casa Blanca echa un poco para atrás cualquier argumento anterior, pero ya vemos de inicio que esta obra se aleja un poco de todo aquello a lo que Marvel nos tiene acostumbrados.

La rigidez con la que están retratados Los Visión, siempre sonriendo para hacerse más agradables al género humano, hace que las figuras hieráticas que representan estén magníficamente dibujadas por G. H. Walta; una acción que denosta la rigidez que se le presupone a cualquier ente robotizado carente de la elasticidad humana.

Un guion bien hilvanado en el que no falta detalle. King no deja al azar ninguna expresión y los diálogos entre la pareja protagonista dan fe de ello. El “vamos a sonreír porque es lo políticamente correcto” o hacer cosas porque es lo que creen que toca, nos da una visión perfecta de lo que es un sintezoide: sabe lo que haría un humano, pero no lo siente como ellos. Simplemente lo ejecuta como cualquier orden.
Tom King se aleja de su trabajo en Omega Men bastante más predecible, en el que el típico grupo de rebeldes se enfrenta al poder establecido, optando pòr el elemento sorpresa e incluyendo secundarios como George y Nora, los vecinos a los que se les incendia la casa, y elementos como los vasos de Zenn-La, siempre vacíos (los zenn-lavians eran humanoides. Otro guiño a robots que quisieron ser humanos).

El Segador, el primer villano que nos encontramos (recordemos que lo derrotó Visión en Avengers: Vision y Scarlett Witch) los llama impostores por proceder de una copia de su hermano muerto: Simon (El Hombre Maravilla) y aquí es Virginia quien acaba con su vida (supuestamente) y encadena una serie de sucesos como asesinar por error a un estudiante para narrarnos la magnitud de su entendimiento. De las ganas de entender qué pueden hacer y qué no y las consecuencias de sus actos.

El vengador robótico estará obligado a pensar como un humano para adaptarse a las nuevas circunstancias y alejarse cada vez más de la influencia de su creador, Ultron.

Con notas de humor que calificaría como negro, como destrozar la casa para limpiarla, G. H. Walta vuelve a los brazos de Marvel, tras su paso por Magneto, por la puerta grande. Un dibujo que no pasa desapercibido para nadie y que junto a las portadas alternativas en su interior con nombres como Michael Cho, Marcos Martín o Vanesa del Rey por citar algunos, nos da una pista sobre la envergadura de este proyecto.

Un soplo de aire fresco en el universo de Los Vengadores que nos hará plantearnos hasta qué punto las máquinas podrían reemplazarnos… Aunque estén hechas de material genético nuestro, las emociones no van incluidas.