Era difícil no afrontar con escepticismo lo último de Hiroya Oku después de vernos sometidos a la inocentada perpetua que supusieron prácticamente los dos últimos tercios del manga de Gantz. Una no se quedó con ganas de ver la (inconclusa) adaptación al anime después de aquel despropósito (un abrazo a los seguidores de Lost, ya puestos) pero no pude evitar volver a picar a la que salió un nuevo título. Soy masoca.

El anime de Inuyashiki condensa ligeramente el manga pero mantiene una fidelidad casi absoluta a las escenas originales, donde vemos algunos aspectos que Oku ya nos mostró en Gantz: ciencia ficción, acción post-mortem, coherencia la justa y más de un deus ex machina. Y mucha, mucha pirotecnia. Con once capítulos la historia no se alarga demasiado ni nos hace perder el tiempo en ramificaciones de la trama que volverían la serie completamente absurda. Aceptémoslo: al autor no se le da demasiado bien desarrollar historias pero es muy bueno a la hora de introducir ideas y conceptos sobre los que vale la pena reflexionar. Solo con esto, ya mejoramos sobre Gantz.

La serie se centra en dos individuos a los que la casualidad quiso que coincidieran en el mismo punto del parque en el que una nave alienígena de paso se estrella accidentalmente, aniquilándolos en el acto. Uno es el señor Inuyashiki: un chupatintas de oficina de mediana edad, con una existencia mediocre y una família que pasa de él. El otro, Shishigami, es un adolescente con una familia desestructurada y un fuerte resentimiento que deriva en tendencias sociopáticas. Los alienígenas, siguiendo su protocolo, deben reparar los daños a los seres inteligentes afectados por sus acciones, pero hay el pequeño problema que sólo cuentan con sistemas de armas ultrapoderosos para hacerlo. Y así es como los dos protagonistas, sin comerlo ni beberlo, pasan de lo humano a lo quasi divino gracias al apresurado apaño de unos aliens que la habían liado parda y de los cuales no se volverá a saber en toda la historia. Menos mal.

A partir de aquí es Lord Acton contra Spiderman: “el poder tiende a corromper” contra “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Mientras el señor Inuyashiki se realiza a sí mismo haciendo el bien, Shishigami se convierte en el mismo demonio, quemando (casi) todos los puentes que le unen a lo humano. En el fondo el mensaje de la serie es optimista: más que de oportunidad, la corrupción es una cuestión ética. Si quieres conocer a fulanito, que dicen en mi casa, dale un carguito.

La trama es desigual pero mantiene un tono muy emotivo y habla de temas interesantes: es original (y una declaración de intenciones) que, en un mundo que exalta tanto la juventud como el manga/anime, el protagonista sea un señor de mediana edad enfrentado a un joven (aunque la cosa tenga una cierta carga “pureta”); lanza cargas de profundidad contra la descomposición moral de la sociedad y la deshumanización que conlleva la creciente vertebración colectiva a través de las TIC en oposición a los valores de la languideciente “generación de los mejores”. 



Tenemos dos personajes que hacen del patetismo su punto de partida para hacer recorridos opuestos. Inuyashiki lo da todo para ayudar a su alrededor desde su infinita humildad, mientras que Shishigami descarga su angustia en la destrucción de todo su entorno. El mal solo engendra el mal y aún así, el ser humano siempre aspira a la redención.

En cuanto al aspecto visual, aunque es correcto, sigue la tónica de nuestro tiempo en cuanto a la cinematografía y la animación: con respecto a los años 90, hemos perdido. Sobre todo en las escenas de vuelo vemos que las celdas se desplazan sobre los fondos de una manera un poco extraña. Aunque, repito, no es nada que no estemos acostumbrados a ver en todas las series de anime de nuevo cuño. La música también es hija del momento y tendencia actual en el anime y será lo que peor envejezca de Inuyashiki.

La historia queda cerrada y bien cerrada, lo cual, conociendo el expediente, es de agradecer. Lo interesante no es tanto la premisa como la manera en que se desarrolla la historia, su meritorio acabado, su elevado tono y su empaque. Pasen y vean.

Ficha Técnica


Nombre Original: いぬやしき
Director: Keiichi Satō / Shuhei Yabuta
Estudio: MAPPA
Año: 2017
Género: Drama, acción, ciencia ficción
Categoría: seinen